8. Guía de estilo

A pesar que cada uno de los sitio probablemente tendrán características propias, podemos generalizar un estilo que entregue coherencia y unidad auque estemos creando un sitio de alguna unidad académica o un sitio de investigación.

Profundizaremos entonces en una Guía de Estilo que intente entregar consistencia en el lenguaje, en sus actos de habla, en el tono  y la voz para facilitar la lectura a los usuarios.

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“Al arte de vender el contenido” es un artículo que propone que, antes de crear el contenido, se tenga una guía de estilo y un equipo de personas centrados en crear un contenido en los beneficios a fin de cautivar y entregar respuestas a los usuarios.

  • a. Según usuario

    Una persona ingresa a un sitio preguntándose ¿qué hay en este portal para mí?

    Fijar el contenido en perfiles de usuarios significa adoptar un lenguaje, una voz y un tono diferenciando por grupos de usuarios que agrupan ciertos patrones en común. Esta es una de las primeras medidas que deben considerarse al momento de crear el nuevo contenido o editar el que se tiene.

    Las estrategias para determinar al tipo de usuario son amplias. Los prototipos de usuarios son estudiados para determinar características y concluir en categorías de visitante. Inclusive se adoptan personajes, creándoles una historia laboral y familiar, y que representan a un sector del público objetivo. Todos estos esfuerzos son para tener presente al usuario al momento de crear un contenido.

    El estilo debe diferenciar entre un estudiante, un profesor y otros. Desde el servicio que se le ofrece hasta la forma y el lenguaje en que se escribe, la forma del contenido puede variar según a quien se dirige.

  • b. Tono y voz

    Además de considerar un contenido centrado en el usuario, conciso y útil, debe existir un tono de voz coherente con el perfil del visitante.

    El estilo puede variar entre un estudiante regular, un usuario externo que podría ingresar a estudiar y un egresado. Lo mismo ocurre cuando un texto va dirigido a un académico.

    Para ellos deben adoptarse un estilo claro, sin un lenguaje técnico, ni engorroso, manteniendo ese estilo en todos los contenidos que se le relacionan.

    Debe evitarse la tentación de la verborrea. Lo mejor es ocupar una oración simple y directa. Indicar el sujeto y complementar con la acción. Lo imperante será siempre contestar una pregunta crucial que se hace automáticamente el usuario: "¿qué hay para mí en este contenido?" Por tanto se necesita una descripción breve del servicio que presta la institución, seguido de una propuesta de beneficios o aportes, junto a la experiencia de utilizar el servicio.

  • c. ¡Texto destacado!

    El ojo escanea y sobrevuela por el contenido buscando algún link o una palabra que le llame la atención. Las palabras claves y los subtítulos y las oraciones breves ayudan en ese rastreo. Pero también es útil resaltar el texto para colaborar en el escaneo del visitante.

    “Es adecuado utilizar negritas y cursivas para destacar ciertas palabras en los párrafos, puesto que ellas servirán como lugares en los que se fijarán los ojos de los usuarios que están haciendo un recorrido del texto… Sin embargo, se debe tener la precaución de utilizar este recurso con moderación para evitar que el exceso de este tipo de “marcas” lo hagan inútiles”, escribe Juan Carlos Camus en su libro Tienes 5 segundos.

    Títulos y subtítulos

    En los distintos CMS -Drupal en el portal oficial-, se establecen etiquetas en código Html para clasificar los encabezados. Al ocuparlos entregan un orden y coherencia con el resto de las páginas.

    El subtítulo permite fraccionar el contenido cuando se trata de un texto largo. Separa el contenido en cápsulas que el lector puede retomar fácilmente. La sensación que entrega al usuario es el descanso luego de leer un par de párrafos y la idea principal haya finalizado.

    Es una jerarquía regulada para diferenciar el título principal y subtítulos. Su disposición es en orden descendente siendo la etiqueta <H1> el más relevante. Si un escritor luego necesitara ocupar un subtítulo, comenzará con la etiqueta <H2> y así sucesivamente.

    Los subtítulos también colaboran en el rastreo visual que realiza el usuario. Al incorporar palabras claves permiten a los lectores entender de qué tratará el contenido sin obligarlo a leer toda la página. Sirve como una guía. Un ejercicio fácil para comprender si se escribieron adecuadamente los subtítulos es leerlos uno tras otro y comprender lo que el contenido quiere transmitir.

    Párrafos en mayúsculas

    Su uso debe ser criterioso. De tratarse con descuido, el resultado podría ser una exageración del mensaje. No hay que olvidar que los usos de exclamación connotan un grito.

    En más de una ocasión se publicaron en el portal de la universidad contenidos redactados completamente en mayúsculas. Sin embargo, a pesar del intento de resaltar el mensaje, todo el párrafo se escribía en mayúscula entorpeciendo la lectura.

    Si el equipo editorial decide resaltar un texto con más de un elemento como un subtítulo más letras en mayúsculas, es posible que no se hayan detenido a pensar que el contenido ya se destacaba con sólo un elemento.

    Se recomienda el uso de mayúsculas sólo cuando un estilo predefinido lo aplique automáticamente. Para destacar los mensajes o textos se sugiere implementar elementos  de encabezados, destacados, negrita o botones.

    Si la decisión del equipo editor es utilizar las mayúsculas para destacar un contenido, sea moderado, no redacte un párrafo de principio a fin en letras altas, porque más que resaltar entorpecerá la lectura, sin lograr su objetivo.

    Hipervínculo

    Es parte fundamental del texto en la web, y los usuarios se han acostumbrado a identificarlos por  características como el cambio de color y la viñeta del cursor al pasar sobre el texto resaltado.

    Su fortaleza está en relacionar contenidos, sin necesidad de crearlos nuevamente, y tampoco extenderse en una larga página de escritura. Puede profundizar sobre un tema relacionado, contextualizar e incluso aclarar con definiciones, con materias más específicas o avanzados.

    Pero así como existen ciertos códigos que las personas comprenden, también persisten prácticas redundantes.

    Por ejemplo, cuando nos estamos refiriendo a un discurso del rector sobre un caso en particular, basta con seleccionar la frase y darle una redirección. Las palabras quedarán resaltadas en azul y las personas interpretarán que ese es un hipertexto. Una redundaría recurrente es abrir un paréntesis para indicar: si usted quiere leer el discurso del rector por favor presione con el botón derecho del ratón AQUÍ, cierra el paréntesis

    Cuando el hipertexto que se quiere resaltar está fuera del cuerpo del contenido, y lo ingresará al final, se puede resaltar la frase con un destacado predeterminado, sin descuidar la síntesis del mensaje.

    Por ejemplo, en vez de indicar: Si necesita profundizar más sobre la cartelera de actividades ofrecidas por la Universidad de Santiago, simplemente puede escribir Cartelera de actividades, asignarle un URL y agregarle un destacado.

    Palabras claves

    Utilice palabras claves para facilitar el rastreo visual del contenido.

    Esta selección debe contener el mensaje principal del contenido, ubicándolos estratégicamente. Estas palabras sintetizan la información y deben ocuparse para que el usuario pueda rastrearlas, como por ejemplo en los subtítulos.

    Sin embargo, cabe recalcar que no es bueno abusar. Las personas sólo necesitan indicios para interpretar el contenido. Un texto que incluya una y otra vez una palabra clave sólo entorpecerá el rastreo.